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Una luz en el Atlántico, frontera y vía marítima. Tierra de terminación y final del Camino. El finis terrae para los romanos y un potente imán para personas procedentes de todo el mundo, celebra un año más el Fisterra Experience.

Fisterra está cargada de antiguas leyendas y connotaciones espirituales y históricas. Sus paisajes agrestes e impresionantes playas, la gastronomía de la zona o los mágicos atardeceres la convirtieron en un punto de atracción de visitantes desde la Antigüedad.

El de Fisterra es el único de los Caminos que no tiene su meta en Santiago, sino su origen. En la actualidad, la prolongación de la ruta xacobea hasta la Costa da Morte es un ritual que siguen muchos peregrinos para conocer algunos de los parajes más increíbles de la costa europea occidental. Con su famoso faro del “fin del mundo” y en paralelo al granítico Monte Pindo, Cabo Fisterra ejerce un poderoso magnetismo natural.

El pueblo de Fisterra está formado por un núcleo antiguo que fue creciendo en forma de anfiteatro sobre el puerto. Sus casas y calles estrechas son de un gran tipismo y originalidad. En el centro está la Praza de Ara Solis, donde está situada la Capela da Nosa Señora do Bo Suceso. En las afueras, de camino al Faro, encontramos el monumento más interesante de la villa, la Igrexa de Santa Maria das Areas, y dentro del conjunto histórico de la villa destaca también el Castelo de San Carlos.

El puerto de Fisterra es el lugar de mayor actividad del pueblo y su lonja la primera lonja turística de Galicia. La flota está formada por pequeños barcos de bajura que utilizan diversas artes de pesca como el palengue, nasas, etc. En el peirado siempre se encuentran marineros que van o vienen de pescar, reparando sus redes o en la lonja subastando el pescado. Este sector es uno de los más tradicionales del pueblo, y la buena calidad del pescado y marisco que hay en esta zona hacen que los productos tengan una gran demanda en los mercados.

Azotado por fuertes vientos y alta salinidad, la vegetación de esta zona está compuesta principalmente por brezales y retamas, plantas de cantil y vegetación adaptada al complejo dunar. La que adorna la Praia de O Rostro, una de las más salvajes del litoral gallego, está entre las mejores conservadas de Galicia.

Fisterra es un enclave extraordinario para la observación del paso migratorio de multitud de aves marinas, que además buscan refugio y reposo en los arenales y calas pantanosas entre las playas de O Rostro y Langosteira. Los islotes rocosos como los de las Islas Lobeiras albergan una importante colonia de gaviotas y cormoranes.